Los refugiados son las personas que se ven obligadas a abandonar sus hogares debido a fundados temores de ser perseguidas por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas, que no pueden o no quieren regresar al país donde antes tenían su residencia habitual.
A mediados del siglo XX el número de refugiados fue de 1,25 millones de personas, incluidas las 350.000 que se encontraban en Europa después de la Segunda Guerra Mundial.
En 1951 la Asamblea General de la ONU estableció el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) que tiene como objetivo brindar la protección internacional a los refugiados y buscar soluciones fiables para resolver sus problemas.
Según sus provisiones, los refugiados merecen como mínimo los mismos estándares de tratamiento que el resto de extranjeros en un país y, en muchos casos, el mismo tratamiento que los nacionales.
La Convención de 1951 abarca derechos de refugiados y también pone de relieve sus obligaciones hacia el país de acogida.
De acuerdo con los datos de ACNUR para finales de 2016, el número de desplazados forzosos es de 65,6 millones de personas a nivel global.
Según un informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) difundido en mayo, el número de niños refugiados y migrantes que se desplazan solos se ha quintuplicado desde 2010.
En los años 2015 y 2016, al menos 300.000 niños separados de sus padres y no acompañados buscaron refugio, frente a los 66.000 en 2010 y 2011.
En el mismo bienio fueron detenidos en la frontera entre EEUU y México unos 100.000 niños no acompañados.
Según el Unicef, los niños que se desplazan solos representan un 28% de las víctimas del tráfico de personas a nivel mundial.
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En el África subsahariana, así como en Centroamérica y el Caribe, se registra la mayor proporción de niños entre las víctimas detectadas de la trata, del 64 y el 62%, respectivamente.
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La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) calcula que desde comienzos del año 77.178 refugiados llegaron a la Unión Europea, de ellos 77.004 por vía marítima y 1.174 por la terrestre, y 1.828 murieron o desaparecieron al intentar cruzar el Mediterráneo, mientras en el año pasado las cifras eran de 387.739 y 5.098, respectivamente.