Durante su visita a la planta de aviación de Kazán, Borísov se mostró convencido de que estos ensayos serían realizados en plazos ajustados y comprobarían el cumplimiento de las tareas asignadas a los constructores rusos.
"Consideraremos la cuestión de la adquisición estatal a partir de 2018. Estamos preparados para comprar el dron Zenitsa a partir de este mismo año y, si alcanzan a realizar las pruebas estatales [de Altair], vamos a comprar también el dron pesado. Estos aparatos son igual de buenos que los que actualmente utilizan los diferentes ejércitos del mundo", dijo Borísov.
Según el periodista de Svobodnaya Pressa, Vladímir Tuchkov, Altair realizó su primer vuelo a finales del año pasado. Se espera que el dron sea capaz de conservar una conexión estable con su base a una distancia de hasta 450 km sin usar canales satelitales.
El análisis de las armas estadounidenses ayudó a los ingenieros rusos en la creación de su rival, ya que anteriormente Rusia no tenía en servicio ni un solo dron de asalto. Así, varios expertos en materia militar del país eslavo apuntaron las deficiencias del RQ-1 Predator, entre las que se encuentran que es un arma con poca selectividad, ya que puede arrojar cohetes sobre la infantería y el contingente del enemigo sin distinguirlos de los civiles.
Para ganar terreno a EEUU en esta esfera de la industria militar, las empresas estatales y privadas de Rusia han estado desarrollando durante muchos años análogos del RQ-1 Predator.
Los ingenieros de la planta de aviación de Kazán han conseguido mejorar considerablemente las características técnicas del nuevo dron, explica Tuchkov. La altitud máxima que puede alcanzar ha crecido de 1 a 9 kilómetros, mientras que su alcance ha aumentado de 180 kilómetros a 750 kilómetros.