"Lo que se genera es una serie de externalidades positivas, que tienen que ver con una movilidad mucho más eficiente, ya que se incrementa la ocupación media de los vehículos. Es mucho más sostenible ecológicamente, porque a medida que utilizamos mejor nuestros vehículos reducimos las emisiones que se generan. También es una movilidad mucho más asequible, porque al compartir gastos tanto el conductor como el pasajero pueden tener un acceso mucho más sencillo a la movilidad", explicó a Sputnik Jaime Rodríguez, representante en España de la plataforma Blablacar.
Ahí se le encendió la lamparita: la clave estaba en hacer que aquellas personas como él, con dificultades para desplazarse, se pusieran en contacto con los que viajaban solos. La idea tomó vuelo: hoy 45 millones de personas están inscritas en Blablacar. Cada trimestre, 12 millones de personas utilizan este medio de transporte, una cifra nada despreciable si se compara, por ejemplo, con los 14 millones de pasajeros que lleva la aerolínea British Airways en igual período.
Además de las ventajas económicas y ecológicas, los vehículos compartidos permiten "una movilidad más directa" porque acceden a poblaciones que pueden no estar incluidas en los trazados de tren o autobús. Pero también tiene un lado insospechado: viajar en coche con un desconocido se puede transformar en una "experiencia social".
"Se genera al compartir un viaje de dos, tres, cuatro horas con personas que no conocías de antemano, sobre las que has tenido información suficiente a través de internet para confiar y que durante el viaje conoces y llegas a realidades como amistades o relaciones sociales", dijo Rodríguez.
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"En Blablacar lo que se hace es que conductores que ya tienen un viaje programado por sus propias necesidades personales puedan subir a la plataforma el número de asientos libres que tienen, para compensar parte de los gastos. La comunidad está pensada para que el conductor no obtenga un beneficio económico ni supere los gastos de su viaje, pero sí para que reduzca los mismos", añadió.
El surgimiento de servicios así responde a la "digitalización del mundo offline". La aparición de internet y las nuevas tecnologías de la información y comunicación facilitan notoriamente su desarrollo.
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Esta firma surgió de manera análoga a Blablacar, ya que en el país cafetero en las fechas de alto flujo de transporte no es fácil encontrar billetes, los vehículos están subutilizados y la aeronáutica no está tan desarrollada como para garantizar trayectos asequibles, explicó Sebastián Sánchez, director ejecutivo de 'Voy Con Cupo'.
"Nos planteamos la opción de poder crear un punto de encuentro entre pasajeros y conductores, donde ellos pudieran tener un espacio para poder compartir sus cupos pero ofreciendo claramente factores de seguridad y verificación", dijo Sánchez.
Una de las principales barreras que encontró esta aplicación fue "romper la barrera" que genera la idea de viajar con desconocidos. Al ser menos usuarios, encontrar coincidencias en rutas era también más difícil, pero a medida que va creciendo el número de usuarios (actualmente 10.000), este obstáculo se está franqueando.