"Conocer cómo funciona el cerebro ayuda mucho a entender lo que pasa en el mundo. Rigoberta dijo algo muy importante que puedo reforzar desde el conocimiento científico de los humanos: 'Tenemos que ser conscientes de que tenemos solo parte de la razón'. El cerebro funciona con esquemas mentales por los cuales interpretamos el mundo y eso nos puede llevar a pensar que nuestro esquema mental, la percepción que tenemos del mundo, tiene la verdad. Y el ejercicio que se tiene que hacer es tener empatía", reflexionó Manes.
"Nos falta empatía. Empatía es un proceso cerebral que nos permite imaginar qué siente el otro o sentir el dolor o la alegría que siente el otro. A veces estamos concentrados en nuestras comunidades y no nos ponemos en el lugar del otro. La palabra empatía es clave para el futuro. Si no la tenemos vamos a estar divididos", aseveró.
De acuerdo con Manes, el cerebro actúa con "un sesgo de confirmación" que hace que las personas no escuchen realmente a lo que le dicen otras personas. "Mientras habla el otro, nosotros estamos buscando información para confirmar lo que pensamos previamente de acuerdo a nuestro repertorio personal", explicó. A eso, el investigador en neurociencias llama "modo automático", que está relacionado con las emociones. A su juicio, la empatía es un ejercicio de racionalidad que le cuesta al ser humano.
¿Por qué es tan difícil tener empatía?
Asimismo, Manes destacó que el altruismo genera felicidad porque activa el mismo "circuito de placer" en la base del cerebro como el simple acto de comer una hamburguesa, o ganar plata, o "del sexo a la cocaína". En ese sentido, considerando la empatía como parte del altruismo, remarcó que "ser altruista nos hace más felices".
"Una contribución para la paz es la empatía. Para mí es la palabra clave del futuro. Salir del modo automático y pasar a un modo más racional porque muchas veces vemos que decidimos la guerra y luego la explicamos. Inconscientemente decidimos pelear y luego lo explicamos racionalmente. Nuestra conducta está influenciada por nuestras emociones. Y hay que hacer el ejercicio de salir de esas emociones, muchas veces tóxicas, que nos llevan a la confrontación y usar la parte más racional de nuestro cerebro, comprender el otro, tener altruismo y empatía para lograr la paz", concluyó.
El seminario internacional 'Voy por la paz' reunió en Rosario a cinco premios Nobel de la Paz: la abogada iraní Shirin Ebadi (2003), el expresidente de Costa Rica Óscar Aria Sánchez (1987), el expresidente de Polonia Lech Walesa (1983), además de la líder indígena Menchú (1992) y el activista Pérez Esquivel (1980), entre expertos académicos y artistas. Promovida por la Fundación para la Democracia Internacional, la iniciativa terminó con un concierto épico de León Gieco, Juan Carlos Baglietto, Patricia Sosa y otros referentes de la música argentina, con la producción de Lito Vitale.