Aqaba es la única ciudad costera de Jordania y en los últimos años se ha convertido en centro turístico. Jordania firmó un tratado de paz con Israel en 1994 y desde entonces, Aqaba se ha convertido en un destino asequible para israelíes debido al hecho de que comparten frontera y a los atractivos precios.
Aunque las dos naciones habían sido razonablemente amistosas desde entonces, involucradas en una seguridad multifacética y en una cooperación económica, las relaciones han empezado a agriarse en los últimos meses. En mayo de 2017, un ciudadano jordano fue filmado atacando a un oficial de policía israelí con un cuchillo antes de que el oficial sacara su arma y disparara al agresor.
"Es hora de que Jordania deje de jugar a dos bandas, así como Israel condena los ataques terroristas en Jordania, Jordania debe condenar los ataques terroristas en Israel. El terror es terror", agregó.
"Los analistas israelíes han afirmado que las manifestaciones antisraelíes son comunes en Jordania, pero no reflejan la postura del Gobierno". Debido a que la población es conservadora y muy islámica, el régimen permite expresar sentimientos antisraelíes como un manera de descargarse y reducir la presión sobre el las autoridades", dijo el profesor de Historia Contemporánea de Oriente Próximo de la Universidad de Tel Aviv, Eyal Zisser, al diario judío.
Zisser añadió que esa misma situación se ha repetido en Egipto, país con el que Israel también tiene un tratado de paz. Aunque la mayoría de la población de estos países musulmanes es antisraelí, la seguridad y los beneficios económicos de una asociación alivian las diferencias.