Todo comenzó el 31 de marzo de 2017, cuando el corresponsal del medio finlandés Yle, Erka Mikonen, le preguntó a María Zajárova sobre la situación de la comunidad LGBT en esa república. La portavoz le respondió que, lamentablemente, no estaba en condiciones de decirle nada al respecto, puesto que su trabajo es responder a cuestiones de asuntos internacionales.
Sin embargo, prometió ponerlo en contacto con las autoridades locales y organizar una reunión con el líder checheno, Ramzán Kadírov, para que pudiese plantearle a él sus preguntas e investigar en persona y sobre el terreno cuál es la situación.
"Él [Erka Mikonen] habló conmigo muy determinado y entusiasmado. Y yo le creí: él estaba realmente dispuesto a ello y quería realizar ese viaje. Pero su dirección se lo prohibió y él desistió", compartió Zajárova.
La diplomática señaló que la actitud del periodista es un gesto de cobardía y destacó que desde la redacción de Yle explicaron que no permitían la visita a Chechenia de su periodista porque "no desean ser dirigidos por las autoridades".
"¿Acaso tiene miedo de salir de su mundo virtual y trabajar 'sobre el terreno'? Después de todo, para un periodista, lo más terrible es admitir ante uno mismo su pensamiento unilateral, su parcialidad, la presentación consciente de información falsa".
No obstante, la portavoz expresó sus esperanzas de que los periodistas occidentales vuelvan algún día a hacer un trabajo imparcial y dejen de "cazar pokemones".
El tema de las supuestas persecuciones contra la comunidad LGBT en Chechenia se ha vuelto un tema candente, tanto dentro como fuera de Rusia. Si bien en el exterior la línea general de los medios parece estar bien definida, en Rusia esta información ha causado muchas dudas, incluso dentro de la propia comunidad gay de Rusia.
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