Según confesó a Sputnik, el fallecido quería que la ciudad rusa de Klintsi, en la región de Briansk, se convirtiera en una localidad hermanada con otra turca.
"A Andréi le gustaba mucho esta ciudad, allí estaban enterrados su abuelo y su abuela, su padre creció en el municipio y se graduó en la escuela secundaria. Se puede decir que Klintsi era su segunda patria. Dos semanas antes de su muerte, dijo que le gustaría ver la ciudad de Klintsi hermanada con alguna pequeña ciudad turca", explicó.
"Si la parte turca apoyara esta iniciativa y saliera adelante, sería el mejor recuerdo para mi marido", destacó.
Marina Kárlova también señaló la importancia del desarrollo de las relaciones ruso-turcas: "Turquía es un país hermoso con gente maravillosa. Mi marido estaba haciendo lo mejor para el desarrollo y fortalecimiento de la amistad entre nuestros países. Estoy lista para continuar su trabajo, para contribuir al desarrollo de las relaciones ruso-turcas", explicó.
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El atacante era un policía de 22 años que hirió a otras tres personas antes de ser abatido por las fuerzas de seguridad.
Kárlov trabajó en varios puestos dentro de la oficina central del Ministerio de Asuntos Exteriores de la URSS, tanto en Rusia como en misiones en el exterior.
Entre los años 2001 y 2006 desempeñó el cargo de embajador de Rusia en Corea del Norte, después, hasta 2013, ejerció como director del Departamento consular del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia.
Kárlov y su esposa tenían un hijo.