La pérdida registrada este 5 de junio se une al descenso del 38% sufrido por la entidad el 1 y el 2 de junio, lo que deja a Banco Popular, inmerso en un proceso de venta, en una situación de incertidumbre absoluta.
Entre las diversas causas que explican el desplome del Banco Popular se encuentran su alta exposición a activos tóxicos inmobiliarios y la ampliación de capital por 2.500 millones emprendida por la entidad el año pasado, un movimiento que no sirvió para resolver los problemas de la institución.
La capitalización del Banco Popular cayó desde 3.900 millones a principio de año hasta situarse en los 1.773 millones que vale actualmente.
El presidente de Banco Popular, Emilio Saracho, mantendrá este 6 de junio una reunión con directivos del Banco Central Europeo, con los que abordará la delicada situación de la entidad e intentará esbozar una salida satisfactoria a su crisis.
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Anteriormente, se preguntó por la situación del Banco Popular, al portavoz del Gobierno español, Íñigo Méndez de Vigo, quien realizó un llamamiento a la "tranquilidad absoluta" y eludió responder si el Ejecutivo se plantea intervenir la entidad en caso de que su situación siga deteriorándose.
El ministro de Economía, Luis de Guindos, hizo constar el pasado 19 de mayo, antes de que se agudizara la crisis de la entidad, que el Gobierno "no tiene previsión de inyectar recursos públicos" al Banco Popular.