1. La calvicie es una maldición que afecta solo a los hombres
Aunque es mucho más frecuente ver a hombres sin cabello, la alopecia —o la pérdida excesiva de cabello— es un fenómeno que puede afectar a cualquier ser humano. Incluso existen casos de alopecia posparto, algo que inquieta, evidentemente, solo a las mujeres. La alopecia causada por el estrés, enfermedades o tratamientos médicos afecta a ambos sexos por igual.
La presión social por tener un buen aspecto sigue siendo más fuerte para las mujeres por lo que, comúnmente, cuidan mejor que los hombres su cabellera y se someten a tratamientos contra la alopecia o, en casos extremos, usan pelucas para disimular su condición.
Y en lo que respecta a los varones, ¿quién dice que es una maldición? Aun cuando los hombres creen que con la caída de cabello pierden atractivo sexual, son muchas las mujeres que afirman sentirse más atraídas por los calvos.
2. Es una cuestión genética. Si mi padre es calvo, yo lo seré
La herencia manda y la causa más común de la caída de pelo es la alopecia androgénica, que es genética. Sin embargo, el 'fragmento' de ADN responsable de ello no necesariamente se hereda del padre. Hay que prestar atención a los antecedentes de calvicie en la familia de la madre también, aunque ella misma no la sufra.
Además, la alopecia androgénica depende mucho de la interacción de los distintos genes. Aun cuando alguno de los progenitores padezca alopecia, si el gen dominante pertenece al otro, el hijo o hija no heredará la predisposición a la calvicie.
3. Cuanta más testosterona, más calvo
Este es un mito que de seguro favorece mucho a los calvos a ojos de las mujeres, pero que, lamentablemente, es eso, solo un mito. Muchas publicaciones afirman que los hombres calvos poseen más testosterona y que incluso pueden tener sexo con más frecuencia.
Sin embargo, no se han encontrado evidencias científicas de que esto sea cierto. Lo que sí se ha probado es que los folículos pilosos de algunas personas son más sensibles a la acción de la testosterona, por lo que en estos casos particulares el cabello cae con mayor frecuencia. Pero se trataría de un problema del propio cabello y no de la situación hormonal.
4. El hábito de usar gorras, secador o productos para el cabello provoca calvicie
El oxígeno y los nutrientes que requieren los folículos pilosos les llegan a través de la sangre, por lo que el uso de gorras o sombreros no perjudica en absoluto su crecimiento. Al contrario, el empleo de ese tipo de accesorios ayuda a proteger el cabello de los rayos UVA y UVB.
En cuanto al secador, puede contribuir puntualmente a la caída o ruptura de uno que otro cabello, pero no marca una tendencia.
Si se usan apropiadamente, las gominas, tintes, lacas y champús tampoco son un enemigo. Los productos para estilizar el cabello están diseñados justamente para realzar su belleza sin maltratarlo, por lo que su uso no hace que el pelo caiga con mayor o menor frecuencia.
Las vitaminas pueden ayudar a que nuestro pelo luzca mejor, pero no frenan la caída. En este caso, pueden ser un complemento, pero no un sustitutivo.
5. Si me rapo, ayudaré a que el pelo crezca más fuerte
El mito de que raparse puede favorecer el crecimiento del cabello no es más que una creencia popular. El pelo sano es producto de una nutrición adecuada y de evitar el consumo de sustancias dañinas por un tiempo prolongado. Por otra parte, el tener un cabello sano y espeso no necesariamente impide que se llegue a padecer alopecia en un futuro.
