"No estamos en contra de las VTC, no estamos en contra de Uber, no estamos en contra de Cabify; lo único que pedimos es que cumplan la ley como nosotros", dijo a Sputnik uno de los manifestantes, un taxista de nombre Pedro Suárez, venido desde Sevilla a Madrid para participar en la protesta.
Durante la protesta, los taxistas dejaron su huella sonora en la capital española y durante más de dos horas inundaron la ciudad con un ensordecedor ruido de petardos, tracas y bocinas que, junto al olor a pólvora y el despliegue de bengalas de humo, crearon un clima casi bélico.
"Solo estamos haciendo ruido, no hemos venido a liarla, pero vamos a hacer que se note que hemos venido; si quisiéramos liarla habríamos venido con nuestros 20.000 coches a hacer una marcha caracol y colapsar la ciudad", aseguró a esta agencia otro manifestante, Pablo, venido desde Vitoria junto a su pareja para protestar.
"Los servicios públicos son fundamentales, van a por nosotros, van a por la estiba, van a por los profesores, los enfermeros… cuando nos cobren por ir al hospital nos acordaremos de la importancia de las movilizaciones del taxi, de cuando quisieron acabar desde el sector privado con lo público", relata este taxista vitoriano.
Este manifestante recuerda que en Vitoria, de donde él procede, los taxistas deben pagar 150.000 euros y pasar una serie de exámenes para conseguir una licencia, requisitos que no se exigen a los conductores de Uber y Cabify.
"No podemos competir con ellos porque somos un servicio público y estamos sujetos a una regulación que nos dice de qué manera debemos trabajar, a qué horas debemos trabajar y cuánto vamos a cobrar por el servicio", prosigue.
Por su parte, otra manifestante llegada a la capital española desde fuera de Madrid –concretamente desde Benidorm– recuerda la dimensión humana de estos problemas laborales.
"Vengo a defender mi puesto de trabajo y el pan de mis hijos (…) si el Gobierno sigue permitiendo a estas empresas campar a sus anchas está en riesgo mi empleo, que es su sustento", apunta esta mujer.
La jornada de protesta, a pesar de la habilidad de los taxistas para hacerse notar y de algún momento puntual de tensión con la Policía, transcurrió sin incidentes de importancia.
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La demostración de fuerza realizada eñ 30 de mayo en las calles de Madrid no será la última si el Gobierno no actúa ya que la hoja de ruta de los manifestantes contempla más movilizaciones en los próximos meses e incluso la convocatoria de huelga indefinida si no se encuentran soluciones al conflicto.