"La idea central es que América Latina sigue siendo el continente más desigual del mundo y eso es un obstáculo central para el desarrollo sostenible (de la región)", dijo Abramo.
El informe de la Cepal aborda la desigualdad desde una perspectiva que no se limita al análisis de las diferencias entre ingresos económicos.
El trabajo, explicó Abramo, "da una visión amplia e integrada tratando de analizar no solamente la desigualdad socioeconómica a partir de la distribución del ingreso", sino también "la desigualdad en la propiedad y cómo eso se entrecruza con las desigualdades de género, territoriales, étnico-raciales y aquellas que se manifiestan a lo largo del ciclo de vida".
La socióloga brasileña observó que si bien la desigualdad de ingresos descendió en los últimos años a un ritmo de 0,9% anual, "la distribución funcional del ingreso", que analiza el peso de las rentas laborales en el PIB entre 2002 y 2014 "mejora solamente en algunos países".
"Una distribución un poco más equitativa entre el capital y el trabajo se daría solamente en esos cinco países", añadió.
No obstante, destacó, a partir de las estadísticas correspondientes a los últimos años, se observa una mejoría en la distribución entre capital y trabajo.
"Nosotros lo asociamos a la implementación de políticas activas en el ámbito laboral y del mercado de trabajo, como la formalización del empleo, aumentos del salario mínimo, fortalecimiento de la negociación colectiva", explicó.
El Panorama Social de América Latina 2016 elaborado por la Cepal se centra en los índices de desigualdad existentes en la región y su impacto en los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030.
La Agenda 2030 es un plan adoptado por la Asamblea General de la ONU en 2015, con 17 objetivos y 169 metas para erradicar la pobreza, reducir la desigualdad y luchar contra el cambio climático.