"Los operadores mineros pierden hasta 77% del valor del mineral al pagar a las fundidoras que extraen el metal", dice la publicación.
Si el precio del mineral es de 1.000 (dólares) el país recibe apenas 230 millones, afirma la organización no gubernamental que trata los temas de la coyuntura económica boliviana.
Si Bolivia lograra transformar los minerales en metales no solo mejoraría sus ingresos sino que crearía mayores fuentes de empleo.
Una de las claves para superar la minería tradicional y la exportación de mineral es avanzar hacia la industrialización del sector, dice Jubileo.
De acuerdo con la publicación, en los últimos 10 años Bolivia tuvo un ingreso de más de 2.000 millones de dólares por la venta de concentrados de minerales.
El sector minero es uno de los pilares tradicionales de la economía boliviana que contribuye a la generación de empleo, la liquidez local y el crecimiento de las comunidades, añade.
"Actualmente, las grandes empresas extranjeras que operan en el país solo exportan concentrados y aprovechan estos recursos naturales para alimentar las fundiciones foráneas", advierte la Fundación.
Bolivia vivirá aun muchos años más de minería porque solo el subsector cooperativo le permite generar cerca de 200.000 empleos (3% de la población económicamente activa) lo que tiene un efecto multiplicador para el desarrollo de las regiones que viven de esta actividad, concluye la publicación.