Los vertidos descontrolados de cristal y porcelana en la zona, gracias al mar, pasaron a convertirse en una atracción para miles de turistas que visitan la zona en búsqueda del efecto que producen estos cristales bañados por las aguas del océano Pacífico.
Sin embargo, parece que la 'playa de cristal', tal y como se la conoce, tiene los días contados. El doctor Piotr Brovko, que ha estudiado los sedimentos presentes en la orilla, afirma que "en cuanto a las predicciones, es evidente que hay suficiente cristal para una generación, pero más tarde esta playa se convertirá en una playa normal con arena y piedras, como muchas en la región de Primorie".
A parte del proceso de erosión que el mar seguirá aplicando inexorablemente sobre estos fragmentos de cristal, el hecho de que ya no se produzcan más vertidos descontrolados de este material en la zona y de que muchos turistas decidan llevarse algunos fragmentos como recuerdo también son decisivos a la hora de ser poco optimistas en cuanto al futuro de esta atracción turística del Lejano Oriente ruso, según el medio.