La organización de protección a la naturaleza WWF lanzó en los últimos días una campaña alertando sobre la situación de emergencia del cetáceo. Además de informar, la entidad recolecta firmas para exigir al Gobierno mexicano que tome acciones. Diversas personalidades, como el actor Leonardo di Caprio, han manifestado su apoyo a la iniciativa, dirigida al presidente Enrique Peña Nieto.
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"La vaquita marina es un cetáceo de la familia de las marsopas. Solamente vive en el alto Golfo de California. Hasta donde sabemos, la población prístina de esta especie —es decir, antes de que empezara a morir por causas humanas— se estima entre 3.000 y 5.000 animales", dijo a Sputnik Luis Medrano, profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y especialista en mastozoología marina.
"La totoaba se pesca usando unas redes que en México llamamos chinchorros —agalleras—. Tiene un tamaño similar a la vaquita marina, alrededor de un metro y medio. Las redes para este pez también capturan incidentalmente a las vaquitas", explicó el biólogo.
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"A través de los años esta mortalidad incidental de las vaquitas las ha llevado a un riesgo crítico de extinción. A mediados de la década de los 1990 se estimaba que había unas 600. Conforme ha pasado el tiempo, y a pesar de que el Gobierno mexicano ha hecho varios esfuerzos para proteger a la especie, sus estimaciones de abundancia han estado disminuyendo", comentó el catedrático.
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En 2016, el CIRVA estimaba que había unas 60 vaquitas vivas. A inicios de 2017, la situación empeoró y la cifra descendió a 30. El titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Rafael Pacchiano, cuestionó esta cifra en declaraciones al diario Excélsior.
Aunque Medrano dijo desconocer las declaraciones de Pacchiano, consideró que "no se puede criticar sin dar una alternativa de estimación". "Sabemos que son muy poquitas y es muy difícil calcular un número exacto, pero el escenario es crítico", acotó.
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En tanto, para evitar el desenlace trágico de la situación, "se requieren acciones muy drásticas". En primer lugar, "tomar acciones definitivas en contra de la pesca ilegal de la totoaba" para salvar a los pocos animales que quedan.
"Segundo, la opción que se está viendo ahora, que para mi gusto es una acción ya desesperada pero ojalá tenga éxito, es la de llevar a las vaquitas a una pequeña bahía donde esos animales puedan vivir en semicautiverio. Y a partir de ahí, una vez resuelto el problema de la pesca en la región, tratar de hacer un programa para reintroducirlas", comentó.
"El gran problema no solo con los cetáceos, sino con la biodiversidad en general, es que cerca de la mitad de las especies tienen una condición de riesgo sin evaluar, lo que la UICN llama 'deficientes de datos'. El problema grande sobre conservación en general es que hay mucha incertidumbre sobre muchas especies", concluyó el biólogo.