El pasado 21 de mayo al comentar por la televisión estadounidense la reciente visita de Lavrov a la Casa Blanca, el republicano arremetió contra el canciller y lo tachó de "propagandista" y "secuaz" del presidente ruso, Vladímir Putin.
"McCain es un viejo participante de la guerra fría y terrible rusófobo del que no se pueden esperar más que insultos e injurias contra Rusia", dijo Dmitri Nóvikov, vicepresidente del comité de la Cámara baja para asuntos internacionales.
Por su parte, Konstantín Kosachov, jefe del comité internacional del Senado ruso, sugirió restar importancia a la opinión de McCain.
"No tiene sentido escuchar lo que dice McCain sobre Rusia y sus políticos y es que hoy comentar a McCain es sinónimo de mala educación para una persona cuerda", señaló.
Kosachov sostuvo que la rusofobia ha alcanzado niveles máximos en Washington y ha llegado "la hora de los McCain" que tratan de poner la mayor cantidad posibles de trabas a los nexos bilaterales.
El senador ruso lamentó que Trump y su equipo no tengan la oportunidad de construir una política propia hacia Moscú.
"Las declaraciones del senador McCain son absolutamente inaceptables. Una grosería inconcebible contra los funcionarios rusos", tuiteó.
El senador Frants Klintsévich advirtió que Moscú debe estar preparado para un mayor deterioro de sus nexos con Washington.
"Con esos comentarios McCain demostró al mundo que las relaciones ruso-estadounidenses pueden caer al nivel cavernario en ciertas circunstancias", dijo Klintsévich.
El senador advirtió que detrás de McCain hay fuerzas muy influyentes.
Sin embargo, hasta ahora no ha presentado pruebas de las acusaciones contra Rusia y por esta razón el comité de asuntos internacionales del Senado estadounidense renunció a principios de mayo al proyecto de las nuevas sanciones.
Lea más: "La rusofobia de Occidente es incurable"
Los medios destacaron que esta decisión enfureció a los "halcones" en el Congreso.