Los manifestantes pedían la salida inmediata de Temer después de que se supiera que el presidente autorizó la entrega de sobornos al expresidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, para comprar su silencio en la cárcel.
Para la gran mayoría de los que protestaban, esto fue la gota que colmó el vaso.
"Creo que ahora todos están abriendo los ojos y viendo lo que está sucediendo en Brasil; Temer organizó un golpe contra (la destituida presidenta) Dilma (Rousseff); con esta bomba creo que los que faltaban despertarán", dijo a Sputnik un funcionario de la Justifica Federal en Río, Everton Ramos.
La manifestación comenzó en un ambiente festivo y pacífico, a pesar de que desde uno de los camiones una activista avisaba con el megáfono: "Si es necesario quemaremos la ciudad entera, haremos lo necesario hasta que caiga el Gobierno; se acabó eso de 'paz y amor'".
En realidad la marcha empezó con un clima de optimismo, por el éxito de convocatoria y porque muchos de los manifestantes sentían que el final de Temer está cerca, a pesar de que el presidente avisó el mismo jueves que no piensa dimitir.
"No sé si Temer acabará dimitiendo, pero lo que está claro es que no podrá gobernar, estará demasiado debilitado; sus aliados, como el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), ya le están retirando el apoyo", dijo Paulo Henrique Machado, un abogado de 62 años.
Sin embargo, la Constitución brasileña prevé que, en caso de que el Tribunal Supremo aparte a Temer de su cargo, se celebre una elección indirecta en la que sería el Congreso el que elegiría a un sucesor.
"Por eso es importante que nos manifestemos, porque si el pueblo va a la calle fuerza al Congreso a buscar una alternativa; ya pasó en 1985, cuando se hizo una enmienda constitucional", recordó el abogado Machado, rodeado de las tradicionales banderas rojas del Partido de los Trabajadores (PT) y de varios sindicatos.
"No aguantamos más, hemos llegado al límite, y que encima salga diciendo que continúa (Temer) es casi una provocación", opinó el contable Felipe Oliveira, que se esforzaba en buscar su esposa, perdida entre la multitud de manifestantes.
El argumento esgrimido por Temer el jueves de que no renuncia porque tiene que continuar con las reformas para sacar a Brasil de la crisis, no se sostiene, según el manifestante.
Se refería así a la reforma del sistema de pensiones y a la reforma laboral, dos medidas muy impopulares entre la población que ahora probablemente quedarán paralizadas debido a la ingobernabilidad en la que se encuentra Brasil.
Los gritos de "¡Fuera Temer!", las dos palabras más repetidas en Brasil desde el 'impeachment' (juicio político) a la expresidenta Rousseff el año pasado, resonaron con más fuerza que nunca, aunque muchos se preguntaban qué más hace falta para que el presidente presente su dimisión.
"Temer no renuncia por el ego, no es por otra cosa: después de haber dado un golpe, ¿tú crees que va a firmar su propia sentencia de muerte? Hará como Cunha, se aferrará al cargo hasta que lo echen", dijo Ramos, quien también expresó dudas sobre la oportunidad en que estalló esta crisis.
Este escándalo salió a la luz gracias al diario O Globo, que informó sobre las grabaciones comprometedoras para Temer.
Ese periódico forma parte del grupo de comunicación más importante y más influyente del país.
"Me extraña mucho que la Globo, a la que nosotros siempre acusamos de proteger a este Gobierno, quiera acabar con Temer ahora, tenemos que tener cuidado porque la Globo ya colocó y derribó a mucha gente en Brasil; ahora está mostrando lo que el pueblo quiere ver", advirtió el manifestante.
También se registraron manifestaciones en las principales ciudades del país, en la capital Brasilia, y en São Paulo (sur), Fortaleza (noreste) y Belo Horizonte (sur).
Algunos manifestantes del movimiento Frente Brasil Popular avisaron en Río de que la protesta del jueves fue solo una muestra de la que tendrá lugar en Brasilia el próximo día 24.