"La reunión fue muy buena y se celebró en un ambiente acogedor y amistoso", declaró al precisar que el encuentro duró cuatro horas.
Añadió en este contexto que Putin confirmó su disposición de "estudiar todos los aspectos de las relaciones bilaterales".
Los dos líderes abordaron el suministro de petróleo ruso a Palestina.
Examinaron también la situación en Siria y otras crisis regionales, dijo Al Maliki.
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Al mismo tiempo, el ministro aseguró que los líderes no debatieron la compra del armamento, sino los suministros de trigo y varios proyectos agrícolas, las iniciativas conjuntas de desarrollo en la importación y el ámbito farmacéutico.
"No hablamos nada del sector militar (…) porque nos concentramos en las necesidades del pueblo palestino", afirmó.
Según destacó Al Maliki, Abás espera que Moscú juegue un rol más grande en la resolución del conflicto palestino-israelí.
"Abás quiere que Moscú juegue el mismo rol en la resolución política como Washington, simultáneamente con EEUU", explicó.
Agregó que en la conversación con Putin el presidente palestino expresó su deseo que Rusia mantenga su interés hacia el problema palestino.
Abás: "Es imposible resolver el problema palestino sin #Rusia" https://t.co/3CybkEysE1 pic.twitter.com/iemL3JRaIK
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) 11 мая 2017 г.
Asimismo, Al Maliki palestino destacó el continuo desarrollo de las relaciones con Rusia.
"Los líderes de Rusia y Palestina procuran mantener las consultas sobre todos los asuntos que son de mutuo interés", dijo Al Malki en una rueda de prensa celebrada en Moscú.
"Las relaciones entre nuestros países avanzan continuamente", resaltó.
Refiriéndose al encuentro que los presidentes de Palestina y Rusia mantuvieron el 11 de mayo en Sochi, el ministro señaló que "es diferente a los anteriores porque se celebró justo después de la visita de Mahmud Abás a Washington".
Los palestinos reivindican en el marco del proceso de paz con Israel, actualmente suspendido, la creación de un Estado dentro de las fronteras de 1967 con capital en Jerusalén Este.
Israel, por su parte, se niega a volver a las fronteras de 1967 y compartir con los árabes la ciudad de Jerusalén, la que proclama como su "capital eterna e indivisible".