"Las previsiones de crecimiento en 2017 y 2018 son del 1,2% y el 1,4%, respectivamente, debido al alza de los precios del petróleo, la recuperación del consumo privado y de la inversión", consta en el informe.
Los riesgos fundamentales para la economía rusa, según expertos del banco, consisten en la bajada de los precios del crudo, la falta de reformas capaces de alentar la inversión y mejorar el clima empresarial, así como la tensión geopolítica y la prórroga de las sanciones.
Además: PIB ruso crece en primer trimestre de 2017
A menos que haya reformas sustanciales, el crecimiento a largo plazo será del orden del uno o el dos por ciento anual debido al bajo nivel de la inversión, pronostica el BERD.