"Entre 1941 y 1945, Bielorrusia perdió un tercio de su población, pasó de nueve millones de habitantes a seis. Las personas murieron en diferentes circunstancias, la mayoría de ellas exterminadas por las tropas de ocupación. Recién en la década del 70 se alcanzó la misma población que antes del conflicto", explicó Asís Andreiuk.
Según el cónsul, debido al gran volumen de pérdidas de vidas humanas, hoy en día es difícil encontrar algún descendiente bielorruso sin al menos un familiar directo muerto durante la Guerra. La familia de Asís Andreiuk es originaria de Brest, en la frontera con Polonia. La invasión alemana se cobró la vida de uno de sus tíos, quien murió fusilado al huir de los tanques que invadieron su pueblo. "Todos tenemos cicatrices e historias trágicas", sentenció.
"Brest es una de las ciudades heroicas que quedaron para siempre en la historia por la resistencia a la invasión en junio de 1941. Los alemanes creían que iban a tardar ocho horas en tomar la ciudad, pero el valor de sus pobladores hizo que una pequeña guarnición resistiera por más de un mes. El nazismo creyó que la invasión a la URSS iba a ser una guerra relámpago, como había sido en Europa Occidental, pero se toparon con un pueblo valiente que estaba dispuesto a morir, pero no a rendirse", destacó.
Asís Andreiuk señala que la ocupación de las provincias occidentales favoreció la emigración hacia América de los campesinos bielorrusos que no hablaban el polaco y profesaban, en su mayoría, la religión ortodoxa. En Uruguay, según el registro consular, "entre 1924, 1925 y 1938, la gran mayoría de descendientes bielorrusos son de las provincias occidentales, en particular de Brest", explicó.
En Belarús, como se denomina actualmente el país a partir de la disolución de la Unión Soviética en 1991, el 9 de mayo sigue siendo una fecha emblemática. "Es un momento trágico donde la gente recuerda a sus familiares caídos. Afloran los sentimientos de un pasado que deseamos que no vuelva nunca más. Se recuerda a lo largo de todo el país e incluso en la diáspora. Es un día de fiesta pero con lágrimas en los ojos," concluyó.