"Estoy ansioso por esa declaración, será la primera oportunidad que tendré de saber cuál es la acusación contra mí y qué tipo de prueba tienen; hasta ahora lo único que escuché es que no debo esperar pruebas, que lo que ellos tienen contra mí es convicción", dijo recientemente el expresidente (2003-2010) en una entrevista con la radio O Povo.
Lula está acusado de corrupción pasiva y blanqueo de dinero porque, según los investigadores, OAS le entregó 3,7 millones de reales (1,16 millones de dólares), el valor de ese apartamento de lujo en la localidad de Guarujá (en la costa del estado de São Paulo), y también se encargó de los costes de transporte y almacenamiento de sus bienes personales cuando dejó la Presidencia.
Tanto el presidente como el director de OAS, Léo Pinheiro y Roberto Moreira Ferreira, respectivamente, aseguraron en los últimos días ante el juez que Lula y su esposa Marisa Letícia iban a ser los beneficiarios de ese piso.
Esta es la primera acusación contra Lula, quien tendrá la oportunidad de defenderse, pero en realidad la primera en el tiempo no fue ésta, pues en julio de 2016 fue acusado por un juez de Brasilia de "obstrucción a la justicia".
Según los investigadores, Lula maniobró para intentar comprar el silencio del exdirectivo de la petrolera semiestatal Petrobras Néstor Cerveró, quien estaba detenido y a punto de hacer confesiones importantes a los investigadores de la Operación Lava Jato.
Odebrecht
La tercera acción contra Lula tiene que ver con Odebrecht, la constructora que durante años repartió sobornos millonarios a prácticamente todos los partidos del país.
En este caso Lula responde a delitos de corrupción, blanqueo de dinero, tráfico de influencias y organización delictiva, ya que la Fiscalía le acusa de favorecer a la constructora en contratos en obras de Angola que financiaba el banco público Bndes (Bando Nacional de Desarrollo Económico y Social).
La cuarta imputación no tiene que ver con Lava Jato sino con la Operación Zelotes, que investiga un gran esquema de evasión fiscal en empresas.
Lula está acusado de formar parte de un grupo que prometía intervenir en el Gobierno para beneficiar a la empresa de diplomacia corporativa Marcondes y Mautoni; a cambio, su hijo Luis Cláudio habría recibido 2,5 millones de reales (casi 800.000 dólares).
Además de estas cinco acciones penales, en las últimas semanas el nombre de Lula se vio involucrado de nuevo en diversas acusaciones de corrupción hechas por los exdirectivos de Odebrecht detenidos que decidieron colaborar con la Justicia.
En base a sus declaraciones, el Tribunal Supremo Federal elaboró una lista con peticiones de investigación para más de 70 políticos.
Pese a las acusaciones de corrupción, el expresidente Lula da Silva (2003-2010) se mantiene como favorito en todas las encuestas para las elecciones presidenciales de 2018.
Aunque aún no oficializó su candidatura, todos los institutos de opinión revelan que ganaría holgadamente en la primera vuelta electoral, pero que tendría más dificultades para imponerse en la segunda.