Según el director de la Fundación Roosevelt para la Investigación de EEUU de la Universidad Lomonósov, Yuri Rogulev, esta 'excepción' en las sanciones afectaría a los contratos y programas de EEUU con otros países, sobre todo, con Afganistán.
"En Afganistán, habitualmente las armas son rusas y, naturalmente, necesitan reparación, mantenimiento y reemplazo. En estos casos, EEUU no tiene otro remedio que recurrir a la ayuda de Rosoboronexport", explicó.
"Hay un montón de 'lagunas' de este tipo en la política de sanciones de EEUU", subrayó Rogulev.
Según el especialista, las sanciones de EEUU contra Rosoboronexport suponen una publicidad adicional para la empresa rusa.
"Con las sanciones, EEUU se pone en una situación complicada tanto a sí mismo como a los países que reciben su asistencia. Por lo tanto, está previsto que haya excepciones. Mientras tanto, Rosoboronexport implementa su programa, a pesar de las limitaciones. Su cartera de pedidos está completa para varios años. Las sanciones, para la empresa, son una publicidad adicional", declaró.
El 2 de septiembre de 2015, EEUU impuso sanciones contra Rosoboronexport y prohibió de esta manera que las agencias gubernamentales compraran bienes o contrataran servicios del consorcio de defensa estatal ruso. En julio de 2016, en las sanciones se añadió una cláusula que permitía "compras individuales" autorizadas por el secretario de Estado.