De acuerdo con el investigador Alex Fletcher, de la Universidad de Boston, en EEUU, "más de la mitad de los fallos a bordo siguen siendo inexplicables, puesto que resulta sumamente difícil hacer diagnósticos en la órbita". El científico subrayó que las erupciones de radiación magnética pueden ser la razón por la que ocurren estos fallos.
En algunos casos, este efecto puede incluso llevar a una catástrofe. Así, en 2012, los rayos espaciales reiniciaron todos los ordenadores a bordo de la sonda espacial rusa Fobos Grunt, tras lo cual el satélite dejó de funcionar y no logró salir de la órbita terrestre.
Durante el experimento, Fletcher —junto con su colega Sigrid Close, de la Universidad de Stanford— examinaron los procesos que ocurren durante los vuelos espaciales. Los científicos llegaron a la conclusión de que las partículas de polvo no solo son capaces de destruir el casco exterior y el equipamiento científico de las sondas, sino que también pueden provocar estallidos de radiación espacial.
"Durante las últimas décadas, los investigadores han analizado estos impactos de hipervelocidad y hemos notado que hay radiación de los impactos cuando las partículas se mueven de manera suficientemente rápida. Nadie ha sido realmente capaz de explicar por qué está ahí, de dónde proviene o el mecanismo físico detrás de este fenómeno", indicó.
De acuerdo con los científicos estadounidenses, el plasma emitido como resultado de la vaporización de una partícula tras el impacto con una nave espacial, es responsable de algunos fallos en los satélites.
Los investigadores estadounidenses esperan que los futuros estudios en este ámbito ayuden a proteger los satélites y las naves espaciales de nuevos fallos y catástrofes.
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"Creemos que podemos atribuir algunos de estos fallos a este mecanismo", concluyó Fletcher.