Nueva Delhi acusó al Ejército pakistaní de haber disparado el 1 de mayo cohetes y proyectiles de mortero contra dos puestos indios en la línea de control, así como de haber matado en el área de Krishna Ghati a dos soldados de una patrulla india cuyos cuerpos supuestamente fueron mutilados.
El general calificó el asesinato de dos militares como "un acto inhumano más allá de cualquier norma de civilidad" y que "merece una condena y una respuesta inequívocas".
"Pakistán sigue plenamente comprometido con el mantenimiento de la paz y la tranquilidad a lo largo de la línea de control y espera que la otra parte haga lo mismo", dice el comunicado que lamenta "el alboroto mediático innecesario".
La víspera, el portavoz del Ministerio de Exteriores de Pakistán, Nafees Zakaria, también rechazó las acusaciones de Nueva Delhi y subrayó que el Ejército pakistaní "jamás faltaría el respeto a un soldado".
Nueva Delhi acusa a Islamabad de patrocinar estas milicias, pero los pakistaníes niegan su implicación en los ataques.
Los Ejércitos de la India y Pakistán en Cachemira están separados por una línea de control en la que se registran frecuentes incidentes.
La muerte de un militante del grupo separatista en julio de 2016 fue seguida por cuatro meses de protestas violentas en las que murieron más de 90 personas, más de 12.000 resultaron heridas y miles fueron detenidas en el valle de Cachemira.