"Los grandes terremotos por megafallas son una de las dramáticas consecuencias de la placa oceánica de Nazca, siendo esta empujada por debajo del continente sudamericano aproximadamente 80 milímetros por año", explica el geólogo David Jacobson de la Universidad de Canterbury en Nueva Zelanda.
Las consecuencias de este choque son conocidas por todos los ciudadanos de América del Sur occidental. Todos los años, en esta región, se producen unos fuertes terremotos como resultado de la acumulación de tensión tectónica en aquellos puntos donde las placas "se están rozando".
Emile Klein de la Universidad de Estrasburgo, Francia, y sus colegas llegaron a la conclusión de que la próxima liberación de una gran parte de esta energía podría ocurrir pronto en las afueras de Santiago. Al analizar los efectos del fuerte terremoto con una magnitud de 8,4 grados en la escala de MMS, que se produjo en las proximidades de la ciudad chilena de Illapel en septiembre de 2015, los científicos descubrieron una regularidad alarmante.
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Resultó que prácticamente en todas las regiones de la parte central de Chile, los temblores grandes se producían con una frecuencia de alrededor de 60-80 años. Por ejemplo, un fuerte terremoto con una magnitud de más 8 grados sacudió Illapel en 1880 y 1943, y las regiones al sur de la ciudad sufrieron potentes sismos con una frecuencia similar.
En general, según los geólogos, la probabilidad de un fuerte terremoto en los alrededores de Santiago este año es 2-3 veces mayor de lo normal, se trata de un 3%. Si esto sucede, el epicentro estará en Valparaíso, a 100 kilómetros de la capital chilena.
El terremoto más poderoso de la historia de la humanidad con una magnitud de 9,5 se produjo en 1960, 570 kilómetros al sur de Santiago, recuerda Jacobson.