Según el estudio, a pesar de que tanto las bebidas con componentes energéticos como aquellas compuestas únicamente por cafeína producen cambios en la presión sanguínea, en el caso de las bebidas energéticas la actividad eléctrica del corazón comienza a alterarse y este estado continúa estando presente pasadas más horas.
Los responsables del estudio dividieron a los 18 voluntarios en dos grupos. El primero bebió dos latas de una bebida energética con cafeína y el segundo una bebida con la misma cantidad de cafeína y zumo de fruta. Transcurridos seis días, los resultados demostraron que, a pesar de que la presión sanguínea aumentó en ambos grupos, en el caso de las bebidas energéticas este aumento había sido significativamente mayor y más duradero. Recuerdan que cuanto más largo es el intervalo de tiempo en el que tienen lugar estas alteraciones, más posible es que se produzcan arritmias.
A pesar del estudio, la investigadora principal, Emily Fletcher, afirma que los resultados sugieren que son el resto de ingredientes que contienen las bebidas energéticas y no la cafeína los responsables de la elevada alteración en el torrente sanguíneo, aunque reconoce que "serán necesarios más estudios para confirmarlo".