No obstante, el principio de 'cuanto más, mejor' no funciona con la cerveza. Así, dos litros no serán capaces de aliviar los dolores de cabeza, sino que, por el contrario, darán lugar a una resaca y a la necesidad de tomar otros analgésicos.
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Los investigadores llevaron a cabo cerca de 20 pruebas, en las que participaron más de 400 personas que padecen dolor de cabeza crónico.
Sin embargo, los científicos no lograron determinar el mecanismo exacto de funcionamiento de la cerveza como 'amortiguador' del dolor. Así, se desconoce si esta bebida afecta a la percepción del dolor a través de los receptores del cerebro o si, por el contrario, la intoxicación reduce la ansiedad por el dolor y ayuda a la persona a 'desconectarse' de los pensamientos desagradables.