El reciente referéndum sobre la reforma constitucional fue para muchos europeos una señal de que Turquía "ha cruzado la línea roja" y se sigue alejando de la UE, señaló Kurz a su llegada a una reunión informal de los titulares de Exteriores de la UE en La Valeta.
"Necesitamos desde luego contactos regulares con Turquía y canales para negociaciones, pero no cabe hablar de la admisión", afirmó Kurz.
Un paquete de 18 enmiendas a la Carta Magna, propuesto por el gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) y aprobado por el Parlamento, obtuvo más del 51% de los apoyos en el referéndum del 16 de abril, según el escrutinio preliminar.
Los cambios otorgan amplios poderes ejecutivos al presidente de la nación que podrá promulgar decretos con fuerza de ley, declarar el estado de excepción, designar vicepresidentes, ministros y otros altos cargos del Gobierno y no estará obligado a suspender la filiación política como ahora.
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El Partido Republicano del Pueblo (CHP) exigió anular los resultados del referéndum alegando que el anuncio hecho por el Consejo Electoral Supremo (YSK) en medio de la jornada electoral, de que admitiría como válidas las papeletas y sobres sin sellar, pudo haber expuesto a manipulaciones hasta 2,5 millones de votos.
Sin embargo, el propio YSK y el Tribunal Supremo de Turquía desestimaron la demanda de la oposición.