A pesar de que el objetivo principal de estos entrenamientos es proteger Europa, varios expertos apuntan a que con la llegada de los F-35A a Estonia, Washington podría perseguir otras metas, como por ejemplo producir un efecto psicológico adverso sobre Moscú.
No obstante, según el columnista de Vzglyad Evgueni Krútikov, es muy poco probable que EEUU "consiga esta meta".
"En cuanto al efecto psicológico sobre Moscú, la demostración de los aviones más modernos del arsenal de la OTAN apenas puede sorprender a Moscú. Dos F-35 son solo dos blancos para los sistemas de defensa antiaérea reequipados del Distrito Militar Noroeste de Rusia", consideró el autor del artículo.
La OTAN suspendió toda la cooperación civil y militar con Moscú tras la reintegración de Crimea a Rusia y el estallido del conflicto armado en el este de Ucrania.
En julio de 2016, la Alianza aprobó un incremento sin precedentes de su presencia militar en el este de Europa, al decidir emplazar cuatro batallones multinacionales —de 1.000 soldados cada uno— en Estonia, Letonia, Lituania y Polonia.
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