Sin embargo, solo los alemanes han tenido el coraje de admitir que tienen un gran problema con su equipo militar.
Alrededor de 650 militares germanos se encuentran actualmente en Malí en el marco de la operación de la ONU Minusma —Misión Multidimensional Integrada de Estabilización—. Además, cerca de 400 soldados se dedican a la formación de soldados africanos en el marco de una misión de la UE.
De acuerdo con las normas, los drones de reconocimiento de luz no pueden ser almacenados dentro de las instalaciones, de manera que están montados en el exterior de los vehículos blindados de transporte, lo que conduce finalmente al sobrecalentamiento de las baterías. Como resultado, los alemanes pierden su oportunidad de llevar a cabo las tareas de reconocimiento, subraya Plejánov, que cita un artículo de Die Welt.
Además, la misión germana carece del número necesario de analistas y operadores informáticos, ya que los recursos humanos se dedican ante todo a analizar los datos que llegan desde Afganistán, Siria e Irak.
Y eso por no mencionar el acceso normal al agua y la falta de coordinación con otros participantes en la misión, según indica Hans-Peter Bartels, miembro del comité parlamentario de Defensa.
El presupuesto militar del país teutón ascendió a 34.300 millones de euros en 2016. Se planea elevarlo hasta los 39.200 millones de euros en 2020.