Según el estudio, los habitantes de las zonas más frías de Europa y Asia se caracterizan por tener un hueso maxilar más largo y ancho, fosas nasales más estrechas y extensas, y una amplitud de la nariz ligeramente mayor.
Sin embargo, los habitantes del noreste de Europa se diferencian por tener una protuberancia nasal y facial menos marcada, así como por la disminución en la altura de la abertura nasal, la cavidad orbitaria y los huesos de la nariz.
Según los investigadores, tanto en el norte de Asia como en el norte de Europa se logró establecer una relación entre los factores climáticos y la constitución del cráneo.