Este avance disminuiría el tiempo de lanzamiento de los misiles norcoreanos, mejorando la capacidad de Corea del Norte ante una posible agresión e incrementando el riesgo de un conflicto a gran escala entre EEUU y ese país, considera Robert Beckhusen, columnista de la revista norteamericana The National Interest.
Actualmente, Pyongyang cuenta con sistemas basados en combustible líquido para sus diversos proyectiles balísticos, entre los que se incluyen los misiles Taepodong, Musudan y Rodong. Entre las mayores desventajas del combustible líquido se encuentra la necesidad de cargar los proyectiles justo antes de ser disparados, con el fin de evitar la corrosión interna de los misiles por el combustible tóxico, explica el experto.
Esos minutos perdidos en la carga del combustible pueden ser vitales a la hora de una guerra convencional o nuclear, enfatiza el experto, ya que los misiles pueden ser detectados y atacados por la aviación o misiles de crucero.
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Es por eso que los sistemas basados en combustible sólido, que no necesitan ser cargados antes del lanzamiento, presentan una ventaja en materia militar, a pesar de ser técnicamente más complicados de producir.
Otro de las armas mostradas por Corea del Norte ha sido el misil KN-15, conocido también como Pukguksong-2, una versión terrestre del misil balístico submarino KN-11, impulsado con combustible sólido.
Beckhusen explica que estas clase de armas, al ser más compactas y transportables, suponen un riesgo para EEUU, Japón y Corea del Sur, para quienes será más difícil descubrir un posible ataque durante una crisis.
Así, Corea del Norte, teniendo en cuenta su geografía accidentada, podría esconder misiles en sus montañas y cuevas, y simplemente dispararlos a su conveniencia, concluye Beckhusen.
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— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) 1 января 2017 г.