El presidente de Islandia, Guðni Jóhannesson, dio origen a una acalorada polémica cuando dijo en una charla coloquial que si tuviera la potestad de prohibir la pizza con piña, lo haría. Las aguas se dividieron entre quienes lo apoyaron y sus detractores.
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"Cociné la cena para mi familia anoche. Pon 'me gusta' si estás de acuerdo con poner espaguetis enlatados sobre la pizza", publicó, junto a tres fotos del experimento culinario.
El jefe de Gobierno de la nación isleña acotó que quitó la mayoría de la salsa en la pasta enlatada, pero que de todos modos tendría que haber sacado más, porque la masa quedó "empapada".
La combinación de la pizza y la pasta, los dos alimentos italianos por antonomasia, acumuló más de 2.000 comentarios: algunos a favor, otros en contra y bastantes en tonos sarcásticos.
"La pizza con espaguetis es como el aborto. No se debería necesitar un consenso nacional ni dos doctores para decidir lo que está bien para la familia, señor English. Lo que está en su horno es su asunto, sean bollos o pizzas", comentó una usuaria.
La idea de English crispó también a más de un italiano. Un usuario comentó que tal receta "sería considerada un crimen" en la nación mediterránea.
"Usted cometió dos errores enormes: 1) Jamás poner sobre la pizza espaguetis enlatados, que por suerte en mi país no existen. 2) Nunca poner piña sobre la pizza", expresó.
El rechazo no se puede achacar a la oposición, pues el tema trasciende barreras políticas: "Apoyo por completo sus políticas, estoy a favor de los espaguetis, pero la piña en la pizza es algo que no puedo soportar", comentó un neozelandés.