Se trata de la prohibición total de las importaciones de los artículos norcoreanos y la entrada a los puertos nipones de los buques de Pyongyang.
Asimismo, las conversaciones entre Tokio y Pyongyang sobre los ciudadanos nipones secuestrados en los años setenta y ochenta del siglo pasado, se ven atrapadas en un callejón sin salida.
Tokio insiste en que los servicios secretos de Corea del Norte secuestraron durante los años setenta a 17 ciudadanos japoneses, mientras que Corea del Norte admitió solo 13. El país devolvió a cinco rehenes y afirma que los ocho restantes fallecieron. Japón considera que las pruebas de la muerte de estas personas son poco convincentes o falsas.
En febrero de 2016, Corea del Norte suspendió la investigación correspondiente por las sanciones que Japón impuso por sus ensayos balísticos y nucleares.
Desde 2006 el Ejército norcoreano realizó cinco ensayos nucleares y varios lanzamientos de misiles balísticos.