Exploración de Venus
Bakitko participaba de una manera activa en los programas soviéticos de exploración de la Luna y Venus. En 1961, cuando se lanzó la primera sonda automatizada a Venus, su equipo ya tenía adquirida experiencia en el programa lunar. Entonces, la investigación de Venus estaba en su apogeo, aunque hasta el primer aterrizaje suave en la Luna quedaban todavía cinco años, y hasta el primer vehículo lunar, 10.
"Las diferencias [entre Luna y Venus con Marte] son significativas. La distancia es 1.000 veces más grande. Es una banda de frecuencia diferente, otros métodos de transmisión y recepción de información, medios terrestres más potentes. Pero en aquel entonces todo pasaba por primera vez, no había soluciones prefabricadas. Simplemente no existían potentes antenas de comunicación espacial", explica el científico.
"No sabíamos nada respecto a Venus. Temíamos que la sonda simplemente se hundiera si el planeta estuviera cubierto de océanos. Estábamos esperando cualquier resultado, aunque en el fondo del alma soñábamos con una superficie dura. Solo habíamos visto las nubes sobre el planeta. La humanidad tan solo comenzaba a volar al espacio, los viajes a la Luna parecían fantásticos, y aquí se trataba de un planeta a cientos de millones de kilómetros de la Tierra. Estábamos listos para todo", continua Bakitko.
"Cuando vimos el primer panorama, nos quedamos aturdidos. Es como si hubiéramos echado un vistazo sobre otro mundo", relata Bakitko. "La investigación estaba dirigida por Vladímir Panteléev de la Sociedad Científica y de Producción de S. A. Lávochkin (una empresa rusa de diseño e ingeniería aeronáutica y aeroespacial). Era un hombre activo y alegre, tocaba la guitarra y cantaba canciones. Cuando esto ocurrió, subió a la mesa y se puso a bailar y a gritar. Así eran las emociones que sentíamos entonces".
¿Qué es lo que la URSS buscaba en el espacio?
"Estábamos en busca de una mejor comprensión de cómo están construidos los planetas, incluyendo la Tierra. Todavía sabemos poco acerca de los planetas: su evolución, los procesos físicos que se producen en ellos. Vemos una gran cantidad de estrellas y podemos observarlas en diferentes períodos de su desarrollo. Pero los planetas emiten solo la luz reflejada, por eso son difíciles para estudiar. Por eso hay que enviar aparatos no tripulados allí", explica el astrónomo.
El planeta más interesante ahora es Júpiter, cree él. Es interesante ya que está activo. No es solo un planeta frío, que brilla con la luz reflejada del sol, sino que tiene sus propios procesos internos. Todavía mucho interés representa Venus. Es similar en sus características a la Tierra, pero tiene un ambiente muy potente con varios procesos físicos
Sin embargo, el especialista está seguro de que no existe ninguna necesidad de colonizar otros planetas, al contrario de las hipótesis de los escritores de ciencia-ficción. Al gastar los recursos que utiliza ahora, la humanidad va a buscar otros en el mismo planeta, considera el científico.