Turquía, por su parte, está en contra de la celebración del referéndum en Kirkuk, declaró el ministro otomano de Asuntos Exteriores, Mevlut Cavusoglu.
"En la aprobación de esta decisión no participaron los árabes ni los turcomanos. El Ayuntamiento de Kirkuk no tiene potestad para celebrar el referéndum", subrayó Cavusoglu, citado por el periódico Milliyet.
El ministro subrayó, además, que "estos pasos malintencionados representan un riesgo para el futuro de Irak", y que tal medida "no traerá ningún beneficio para el liderazgo regional, ni tampoco para Irak".
"Es importante recordar, además, que [Kirkuk] es la ciudad que aporta un 40% de las ganancias petroleras al conjunto de Irak. Por esta razón, la localidad causa desacuerdos entre el Gobierno central y el Gobierno regional kurdo", aclaró Bayraktar.
Según el analista, la situación que está teniendo lugar actualmente en la región "es muy peligrosa" y "puede conducir a una nueva guerra civil en Irak". Además, las tensiones podrían convertirse en una "guerra kurdo-árabe, que potencialmente involucraría también a Turquía".
"Las tensiones en Irak pueden causar una 'explosión' que llevaría al comienzo de la guerra kurdo-árabe. Las consecuencias de esto podrían reflejarse en Siria. Este conflicto crearía serios problemas al país otomano. Los actores globales, nuevamente, tratarían de influenciar con sus fuerzas en el territorio iraquí. En tal caso, tanto Turquía como la región en general enfrentarían tiempos difíciles", concluyó Bayraktar.