La iniciativa pretende "dar una segunda posibilidad a aquellos migrantes menores extranjeros que son huérfanos o no pueden localizar a sus familiares", dijo la senadora.
El propósito es que esos niños y niñas "puedan volver a formar parte de una familia, recibir el apoyo y afecto necesario que les permita desarrollarse plenamente y vivir dignamente", dijo la legisladora del Partido de la Revolución Democrática (PRD, centroizquierda).
"La revisión por parte de las autoridades de la reputación de los adoptantes, garantizaría que los menores sean adoptados por personas que los protegerán y cuidarán como si fueran sus propios hijos, con el objetivo de no exponer su integridad", explicó la integrante de la Cámara Alta.
Ese artículo del código civil señalaría que la adopción internacional es la acción "promovida por ciudadanos de otro país, con residencia habitual fuera del territorio nacional".
Además, tiene como objeto "incorporar, en una familia, a un menor que no puede encontrar una familia en su propio país de origen".
Esta adopción se regiría por principios de los tratados y estándares internacionales suscritos y ratificados por el Estado mexicano y por las disposiciones del Código Civil Federal, indica el borrador.
"Podrán ser sujetos de adopción internacional, los menores con calidad de refugiados señalados en el Artículo 89 de la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes que radiquen en territorio nacional y se compruebe que son huérfanos o sea imposible identificar parientes consanguíneos en su país de origen", dice el proyecto.
En eso casos, un juez de lo familiar deberá girar instrucciones a las policías nacionales e internacionales para dilucidar la existencia de alguna alerta sobre la persona que trata de adoptar a los menores, a fin de protegerlos.
"La situación es alarmante, porque cada año muchos de los que se internan en nuestro país, se quedan aquí al complicarse su viaje hacia el norte", dijo Cuéllar.
El Instituto Nacional de Migración estima que unos 40.000 niños son deportados de Estados Unidos hacia México cada año, y de estos, al menos 18.000 viajan solos.
No obstante, todavía México no cuenta con cifras que indiquen cuántos menores migrantes de países de América Central o el Caribe viven en México, ni el tiempo que llevan de residencia.
Una crisis humanitaria fue reconocida en 2015 por el entonces presidente Barack Obama debido a que más de 60.000 menores sin acompañantes fueron arrestados en la frontera y era imposible deportarlos, porque el mandato era proteger a los menores en albergues, desbordados, mientras las autoridades buscaban a sus familiares.
El escenario ha cambiado drásticamente a partir de 2017, con el endurecimiento de las leyes migratorias ordenas por el nuevo presidente estadounidense Donald Trump, que además ordenó construir un muro fronterizo.
