"El sistema paga pensiones miserables. No llegan a la mitad del sueldo mínimo, que también es muy bajo. Nuestro mercado laboral se caracteriza por infravalorar el trabajo. Las pensiones nos dejan a un par de pesos de la pobreza, de acuerdo a los estándares que la miden", dijo a Sputnik Karol Morales, vocera del movimiento 'No más AFP'.
En Chile, las jubilaciones son gestionadas de forma obligatoria por las Administradoras de Fondos de Pensiones, las AFP, desde la dictadura de Augusto Pinochet. El modelo de pensiones vigente obliga a los trabajadores a ahorrar por mes un 10% de sus ingresos brutos.
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Esa cantidad se acumula en una cuenta individual de donde salen los fondos para pasividades, que son calculadas según las expectativas de vida. Cuando los pensionados cumplen un año más tras su jubilación, se les rebaja la pensión para que sus ahorros duren más años.
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De acuerdo a la Fundación chilena SOL las AFP tuvieron ingresos de más de dos millones de dólares diarios durante el 2015.
"De cada tres pesos que recaudan las administradoras, sólo uno se dedica a pagar pensiones. Mientras el Estado subsidia las míseras pensiones con otro peso. Eso significa un gasto adicional de parte de todos los chilenos. El resto del dinero es utilizado por las administradoras para invertir en las grandes empresas que nos prestan dinero a tasas de interés obscenas. Por eso es imprescindible hacer cambios estructurales a ese modelo", explicó Morales, quien, desde su movimiento, aboga por un sistema de pensiones público.
Por su parte, los defensores del sistema de AFP argumentan que el modelo necesita un cambio, pero niegan la posibilidad de volver a un sistema de reparto, como se pide, señalando que tal modelo ha fracasado en lugares como Europa. Y afirman que la pirámide invertida de poblaciones cada vez más longevas pone en debate la viabilidad de las pensiones en todo el mundo.
Para Morales, sin embargo, esas no son más que excusas. "Las AFP y el conjunto de las familias más ricas de este país dependen de que se mantenga el sistema actual de pensiones. Por eso lo defienden con uñas y dientes. Mantienen la desigualdad radical en que vivimos", concluyó.