El piloto del módulo lunar fue uno de los miembros de la tripulación a bordo del Apolo 12 que caminó sobre la superficie del satélite tras el lanzamiento de la nave, que tuvo lugar el 14 de noviembre de 1969.
El objetivo principal de la tripulación consistía en una serie extensa de tareas de exploración lunar y la implementación de paquetes de experimentos Apolo (Apollo Lunar Surface Experiments Package) en su superficie, con el fin de recolectar datos sísmicos, científicos y de ingeniería.
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Bean pasó 1.671 horas y 45 minutos en el espacio. De todo ese tiempo, 10 horas y 26 minutos estuvo en la Luna y en la órbita de la Tierra. Gracias a su experiencia espacial, ha elaborado varias teorías curiosas acerca de la posible existencia de vida extraterrestre.
"No creo que nadie del espacio exterior haya visitado la Tierra", admitió Bean a news.com.au, desde su domicilio en Houston (Texas, EEUU).
No obstante, el veterano integrante de la NASA no duda ni un segundo de que no estamos solos en el universo. "Hay tantos miles de millones de estrellas (…) que debe haber estadísticamente muchos planetas alrededor de estas estrellas que han desarrollado vida", prosiguió.
Bean también opinó que algunos planetas podrían ser como fue el nuestro hace 100.000 años, mientras otros "son como nosotros ahora", y "algunos están 10.000 años en el futuro respecto a nosotros".
El veterano astronauta sigue recordando la primera vez que presenció una 'salida de la Tierra' desde la Luna.
"Todos queríamos ver cómo era la Luna de cerca. Sin embargo, para la mayoría de nosotros, la vista más memorable no era de la Luna, sino de nuestra hermosa casa de colores azul y blanco, moviéndose majestuosamente alrededor del Sol, sola en el infinito espacio negro", apuntó.
La velocidad a la cual los tripulantes viajaron de regreso a casa fue algo que sorprendió al exaviador naval, acostumbrado a volar a velocidades máximas de unos 965 kilómetros por hora. En algún momento, recordó Bean, el Apolo 12 se desplazó a 17.431 millas por hora (28.052 km/h).
El cosmonauta compartió que lo principal que aprendió de la misión del Apolo 12 en la Luna es que "los seres humanos son capaces de hacer muchas cosas asombrosas".
"Lo más importante de nuestra misión a la Luna en los años 60 no fue lo que habíamos inventado, sino la sensación de que, en todo el mundo, hay humanos que pueden hacer mucho más de lo que habíamos imaginado antes", expresó.
"Incluso si viviera 185 años, no se me agotarían las ideas para pintar sobre este tema", dijo.
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Ahora, contemplando el satélite de noche, Bean fija sus ojos en el lugar donde aterrizó una vez y reflexiona sobre lo que significa formar parte de algo tan especial.
"Lo que fuimos capaces de hacer cambió mi actitud. (…) Ahora, cuando miro a la Luna, parece tan lejana…", concluyó.