"Este acuerdo, firmado entre SKW y FSB, se refería a la colaboración contra amenazas que afectaran a cualquiera de las partes, lo que significa que desde el punto de vista ruso también se podrían incluir las acciones de la OTAN, a la que Rusia considera su principal amenaza", explicó el titular.
El ministro dejó claro antes que la decisión del acuerdo entre ambos servicios de inteligencia arrancó y se llevó a cabo de modo ilegal, ya que fue tomada tras informar al primer ministro, en aquel momento Donald Tusk, pero sin ser aprobada por otros políticos como demanda la ley.
Este acuerdo —prosiguió— no se refería a las acciones del contingente polaco en Afganistán y a la lucha contra el terrorismo y permitió que representantes del FSB "se desplazasen libremente por territorio de Polonia, reuniéndose con agentes de los servicios de seguridad polacos para coordinar acciones conjuntas".
"Pero ante todo, recibieron información, recibieron importantes conocimientos respecto al funcionamiento del sistema de seguridad polaco; eso fue ilegal, fue un delito contra la seguridad del Estado polaco", aseveró el ministro.
La legislación polaca demanda que la autorización para un acuerdo como este sea otorgada solo después de la valoración del ministro de Defensa de la nación.
El escándalo salpicó al propio Donald Tusk, que fue llamado a declarar como testigo en esta causa.