La compañía estadounidense Lockheed Martin es la fabricante de esta revolucionaria arma, que tiene una potencia de 60 kW, dos veces más que su antecesora, del año 2015.
La tecnología láser ofrece a los militares estadounidenses numerosas opciones. Este tipo de armas, por ejemplo, permitiría luchar de forma más eficiente contra situaciones propias de las guerras del presente y del futuro, como la neutralización de aeronaves no tripuladas, el derribo de aviones ligeros y de helicópteros enemigos o la eliminación de minas y artefactos explosivos improvisados.
La característica más importante de este sistema es su potencia de fuego ilimitada, ya que esta arma puede 'disparar' hasta que se agote la energía que recibe de su generador.
Además, un 'disparo' del arma láser es varias veces menos costoso que el de un mortero o un cañón de artillería, tal y como puede verse en un artículo publicado en Defence Talk.
La tecnología utilizada por Lockheed Martin en este modelo es especialmente interesante, dado que la compañía estadounidense ha logrado reducir en un 50% el consumo de energía en comparación con armas láser de estado sólido.
En 2015, los representantes de la empresa ya anunciaron que la tecnología láser estaba preparada para ser usada en la esfera militar y que era posible instalar un cañón láser en casi cualquier soporte, incluyendo vehículos, buques y aviones.
Sin embargo, en aquella etapa se trataba de armas láser de una potencia que alcanzaría entre los 15 y 30 kW, una cifra dos veces menor que la que se ha alcanzado en las recientes pruebas.