Los críticos de Rusia quedaron atrapados en una "historia sobre ángeles y demonios" desde hace mucho tiempo. Se trata de la tradición de demonizar a Moscú y contraponerla a Estados Unidos, país que lucha por el "destino de la humanidad", escribe el periodista.
Los periodistas y las autoridades del país norteamericano han vacilado entre la demonización y sus propias fantasías acerca del país eslavo. De acuerdo con el columnista, Rusia ha desempeñado el papel de enemigo de Occidente desde hace más de 100 años.
Los llamados del periodista y viajero George F. Kennan a "liberar Rusia del Gobierno autocrático" convencieron a sectores influyentes de la sociedad estadounidense.
El ápice de la retórica moralizante llegó en el año 1983, cuando el presidente Ronald Reagan llamó a la URSS "el foco del mal en el mundo contemporáneo", agrega el analista. El entonces dirigente de EEUU hasta justificaba la escalada nuclear, ya que era un "imperativo moral".
Según Boykewich, este enfoque ha distorsionado la opinión pública de los estadounidenses sobre Rusia hasta el día de hoy.
El columnista cree que los norteamericanos deben recordar que sus discusiones sobre Rusia siempre reflejan más del estado de la democracia en el mismo EEUU que de la situación en el país eslavo. Los mayores desafíos que encaran los estadounidenses hoy no tienen nada que ver con el Kremlin, concluye Boykewich.