A principios del marzo los islamistas de las llamadas Brigadas de Defensa de Bengasi atacaron los puertos Sidra y Ras Lanuf, desplazando a las fuerzas del general Jalifa Haftar, más tarde entregaron los yacimientos y los puertos, que estaban bajo control de Tobruk, a las autoridades oponentes en Trípoli que rechazan tener relación alguna con el ataque.
"El Ejército libio expulsará pronto a los grupos terroristas y devolverá los yacimientos bajo el control de las Fuerzas Armadas", dijo a Sputnik.
"Las exportaciones de petróleo continuaban y alcanzaban 700.000 barriles al día, la producción crecía y los ingresos iban al Banco Central en Trípoli", subrayó.
Actualmente, el Ejército nacional trata de recuperar las posiciones perdidas para lo cual incluye el uso de la aviación.
Libia atraviesa una profunda crisis desde 2011, año en el que fue derrocado y asesinado Muamar Gadafi, quien fuera su líder durante varias décadas.
Sin embargo, el Gobierno de Trípoli no ha sido reconocido hasta la fecha por la Cámara de Representantes (Parlamento) en Tobruk que cuenta con el apoyo del Ejército Nacional, liderado por el general Haftar.
Durante las negociaciones de Al Sarraj y Haftar, organizadas por Egipto y celebradas el 13 y el 14 de febrero en El Cairo, los dos líderes rivales libios acordaron aprobar una declaración, que entre otros puntos estipula llevar a cabo los comicios parlamentarios y presidenciales en 2018.