Hasta el momento, el saldo del concierto fue de dos fallecidos y permanecen hospitalizados una decena. La Fiscalía está investigando las acciones de la productora del concierto, debido a que la afluencia al espectáculo estuvo muy por encima del aforo del local de 180.000 metros cuadrados.
Al menos unos 300.000 espectadores de toda Argentina y países vecinos colmaron esta ciudad de 100.000 habitantes para presenciar el espectáculo, probablemente el último del ex líder de la banda 'Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota'. Solari, de 68 años, fue diagnosticado recientemente con Parkinson.
"Nosotros caminamos hasta La Colmena. Presentabas la entrada [y pasabas]. Nos llamó la atención que no hubiera más controles, no sé si hubo cacheo. A mí me cortaron la entrada, a un amigo que venía atrás no", comentó el colega de Sputnik.
Al emprender viaje, Correa no se imaginó el desenlace trágico del espectáculo. A pocas canciones de comenzar, Solari debió parar el espectáculo: las hordas ejercían presión hacia el frente del predio y varias personas fueron pisadas y aplastadas.
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"La gente había tomado de más y se desmayaba por esa razón, pero también por la cantidad de gente que se aglutina en la parte frontal. Son lugares donde si te caes es difícil levantarte y que no se caiga contigo el que te ayuda a levantarte. El Indio pedía que los borrachos se fueran para otro lado, como rezongándolos, para que no se excedieran, porque estaban complicando a todos", narró Correa.
Al salir, había rumores de que habían muerto personas, aunque el colega de radio Sputnik aclaró que no vio nada. Sus ganas de disfrutar y presenciar una de las ‘misas ricoteras' —los conciertos de la banda son conocidos así por la devoción que genera la banda, que roza lo religioso- se vieron opacadas por el devenir del show. "Solari tenía ganas de irse. Eso se replicó en toda la gente y se notó", acotó.
"El público de Argentina es entusiasta, muchas bandas internacionales eligen grabar sus DVDs ahí por eso mismo. En un concierto de ‘Los Redondos', banda emblema, eso tenía que explotar, pero cómo habrá sido el estado de ánimo que el estadio parecía una foto. La gente estaba triste. Yo me fui triste, me pareció que no tuvo mucho sentido haber ido", concluyó Correa.