Lula es uno de los siete imputados en una causa abierta en el Distrito Federal brasileño que investiga si este grupo intentó convencer al exdirectivo de Petrobas Néstor Cerveró de que no llegara a un acuerdo de delación premiada con los investigadores de la Lava Jato, para evitar así que delatara a otras personas.

El ex presidente respondió este martes que todo era una "inverdad" y dijo estar "disgustado" con las declaraciones de Amaral, además de remarcar que no conocía personalmente a Cerveró y que posiblemente quien le puso en el cargo fue el Partido del Movimiento Democrático de Brasil (PMDB).
También incidió en la idea de que está siendo perseguido políticamente por la Justicia y buena parte de los medios de comunicación brasileños con acusaciones infundadas.
"Hace más o menos tres años que estoy siendo víctima de una… casi diría que de una masacre; o sea, creo que todos aquí tienen dimensión de los que es que un ciudadanos que fue presidente de la República (…) sea sorprendido por titulares de periódicos y de televisión todos el día, todo el santo día, en el desayuno, en la comida y en la cena, con alguien insinuando que tal empresario o tal diputado prestará declaración y acusará a Lula", lamentó.
El expresidente remarcó que durante los ocho años de gobierno tuvo extremo cuidado para que nadie le pidiera favores, y puso como ejemplo que apenas iba a cenas o celebraciones de cumpleaños, para que ni siquiera nadie pudiera pedirle hacerse una fotografía y luego querer aprovecharse de esa imagen.
"Dudo de que antes, durante y después [de sus años de gobierno] que entre los que están presos y los que serán detenidos haya un empresario, un político, que tenga la valentía de decir que un día me dio diez reales, que tenga la valentía que Lula le dio cinco centavos", enfatizó ante el juez.
El expresidente también "lamentó profundamente" las insinuaciones de que el PT fue durante años una organización criminal, porque considera que fue precisamente durante su mandato cuando se reforzaron las instituciones que ahora luchan contra la corrupción, como la Fiscalía, que en su opinión antes era simplemente una pieza "de ficción".
Sin embargo, matizó que no considera adecuado que un promotor, un juez o un comisario de policía hagan "pirotecnia" con las personas.
Se trataba de una velada referencia al juez Sérgio Moro —al que suele criticar por considerar parcial— y a los investigadores de la Lava Jato, que en una ocasión admitieron que no había pruebas contra Lula, pero sí "convicción" de que había delinquido.
"Estoy cansado de ver a un juez decir 'no necesito pruebas, voy a votar con fe', yo quiero pruebas, alguien tendrá que decirme cuál es el delito que cometí (…) Tengo 71 años de vida, me cansé, me cansé de ver las instituciones que ayudé a crear desde la Constituyente desvalorizadas", lamentó visiblemente emocionado.
Esta fue la primera declaración de Lula ante el juez en el marco de la Operación Lava Jato; en mayo tendrá lugar la segunda, que será ante el juez Sérgio Moro en Curitiba (donde se centralizan las investigaciones de la operación anticorrupción).
En este caso se trata de otra causa diferente, referente a un presunto delito de corrupción pasiva al recibir como regalo un apartamento en el litoral de Guarujá (São Paulo) pagado por la constructora OAS.