El documento ahora solo debe ser ratificado por la reina Isabel II, un procedimiento que se realiza prácticamente de forma automática, por lo que, con toda probabilidad, la primera ministra Theresa May tendrá ya en las próximas horas el camino despejado para activar el Artículo 50 del Tratado de Lisboa, que abre las negociaciones del divorcio.
"El Parlamento ha respaldado al Gobierno en su determinación por cumplir con la tarea de salir de la UE y negociar una nueva alianza positiva con el resto de Estados miembros", declaró el ministro del Brexit, David Davis.
El Reino Unido "está en el umbral de la más importante negociación para nuestro país en toda una generación", resaltó.
La aprobación del texto legislativo sin ninguna enmienda —objetivo de la primera ministra que la oposición laborista tachó de "obsesión" en el debate previo a la última votación en los Comunes— se ha visto deslucida por eventos en Escocia.
La ministra principal, Nicola Sturgeon, confirmó por la mañana su voluntad de convocar un referendo soberanista antes de que el Reino Unido abandone la UE.
El paso dado por la dirigente escocesa supone el principio de un duelo político y constitucional entre Londres y Edimburgo que puede llevar a la ruptura del Reino Unido.
En junio de 2016, el Reino Unido celebró un referéndum sobre la permanencia en la UE, en el que el 51,9% de los británicos votó a favor de abandonar la UE.
Los diálogos con Bruselas sobre las condiciones del Brexit podrían extenderse durante dos años.
Uno de los temas claves es el estatus de los ciudadanos europeos que radican en Gran Bretaña y el de los británicos que viven en Europa continental.