"En total se han sumado al paro 55 países", afirmó a esta agencia la escritora polaca Klementina Suchanov.
Tomando como modelo la primera huelga nacional de mujeres que tuvo lugar en Islandia hace 42 años, las polacas realizaron el 3 de octubre de 2016 un paro de 24 horas en casi 150 localidades de ese país en repudio de un proyecto de ley del Gobierno que pretendía ilegalizar el aborto en todos los casos.
"La primera reacción del Gobierno fue decir que las mujeres había salido a divertirse, aunque al final bajaron la normativa a los dos días", recordó Suchanov.
Actualmente el Gobierno de Polonia prepara en la actualidad otra medida para ilegalizar el aborto, esta vez penalizando a los médicos.
Aunque no tuvo una gran repercusión mediática, la huelga de mujeres polacas inspiró a las mujeres de Corea del Sur para protestar aquella misma semana por una decisión idéntica del Gobierno del país asiático.
A partir de la huelga en Polonia, colectivos feministas se contactaron con mujeres surcoreanas, posteriormente con las rusas, con las italianas y con las irlandesas para organizar y difundir esta huelga internacional de mujeres.
"Estamos pasando por un momento que no es solamente único para Polonia, sino que es un movimiento mundial al calor de la ola de conservadurismo que apareció en los últimos tiempos", indicó Suchanov.
América Latina
La idea de realizar un paro internacional tardó poco tiempo en cruzar el Océano Atlántico.
Organizados desde Europa, los colectivos de mujeres se contactaron con Argentina para integrar al movimiento Ni Una Menos, que en 2015, y después en 2016, había conseguido convocar a través de las redes a una marcha que impulsó a miles de mujeres a protestar por la violencia machista y el aumento de los feminicidios.
Al poco tiempo se sumaron también Perú y México, y se seleccionó la fecha del 8 de marzo para el gran paro internacional.
El resultado de la convocatoria emociona a la periodista Lucía Sangiorgio, una de las impulsoras de un paro en octubre de 2016 que tuvo lugar en Argentina, y que fue uno de los preámbulos, junto con el llamado de Ni Una Menos, para ayudar a gestar la marcha internacional de mujeres en todo el mundo.
"Creo que esto es reflejo de que muchas de nosotras estábamos listas para actuar y que necesitábamos este empujón de salir todas juntas", afirmó.
En Argentina "ya existía esta cultura de las mujeres de convocarse, porque se había instalado la agenda de los feminicidios en los medios y en la sociedad, además de que vivimos en una sociedad con sindicatos muy combativos, en una región donde las mujeres heredaron una cultura de resistencia", apuntó Sangiorgio.
La movilización feminista en este país desencadenó, sin embargo, "una exacerbación de los discursos, de las agresiones simbólicas y del machismo cotidiano que está validado desde algunos medios, vista su cobertura de las manifestaciones", prosiguió la activista, integrante de la Mesa Internacional del Paro Internacional de Mujeres.
Estas expresiones pudieron observarse ante otra movilización de mujeres argentinas que tuvo lugar en febrero para cuestionar un controvertido operativo policial contra jóvenes que hacían topless en una playa de la localidad costera de Necochea, 440 kilómetros al sur de Buenos Aires.
"Además de culpabilizar a las mujeres en los casos de feminicidios, también se instaló en los medios que las mujeres eran culpables por pintar paredes con nombres de víctimas y con lemas en contra de la violencia", argumentó.
Con esta nueva manifestación, que esta vez abarca a todo el planeta, el paro internacional de mujeres ofrece un mensaje muy claro.
"Esto es apenas el principio, porque la realidad es que estamos abriendo una puerta, pero todo lo que exigimos necesita de muchísimo trabajo, y éste es el momento, dado que necesitamos llegar a todas", afirmó Sangiorgio.
Cada 18 horas una mujer es asesinada en Argentina a manos de su pareja o expareja, según el Instituto de Políticas de Género Wanda Taddei.