El ataque de este tipo que se produjo el fin de semana pasado fue el primero en más de dos años de conflicto. Sin embargo, este no fue el primer ataque de la Marina del país eslavo en las últimas semanas. En febrero, las fuerzas de Kiev intentaron romper las líneas de la milicia local a lo largo de la costa del mar de Azov. Las fuerzas ucranianas sufrieron fuertes pérdidas en esta ofensiva, que se saldó con 15 muertos y 20 heridos.
Los observadores militares advierten de que los ataques en las zonas costeras de los territorios separatistas podrían intensificarse a medida que la Marina ucraniana avance en la creación de su 'flota mosquito' —término relacionado con desplegar una gran cantidad de buques de poco calado pero con mucha potencia—, que se espera que a finales de década esté formada por 30 modernas embarcaciones de pequeño y mediano tamaño y buques de patrulla. El vicecomandante de la Armada de Ucrania, Andréi Ryzhenko, anunció la iniciativa de crear la 'flota mosquito' el pasado mes de octubre. El nuevo concepto de fuerza naval se aleja del tradicional concepto marítimo y oceánico.
Asimismo, el comandante de la Armada de Ucrania, Ígor Voronchenko, anunció la semana pasada que Ucrania estaba negociando la compra de viejos buques de la OTAN, incluyendo dragaminas, con la intención de reforzar la presencia de Ucrania en el mar Negro.
La apuesta por la 'flota mosquito' por parte de Kiev es consecuencia de la decadencia y el colapso de la flota tradicional de Ucrania en 2014. Tras el golpe de Maidán —en febrero de 2014— y el referendo celebrado en la península de Crimea sobre su vuelta a Rusia, la Armada de Ucrania perdió la mitad de su personal, incluyendo oficiales, vicealmirantes y almirantes, así como marineros, que renunciaron a sus puestos y se ofrecieron como voluntarios para unirse a la flota rusa del mar Negro.
La 'flota mosquito' podría llegar a ser un apoyo importante para una hipotética ofensiva amplia contras las repúblicas autoproclamadas. Kiev sigue frenando la implementación de los acuerdos de Minsk, que buscan conseguir la paz en el país eslavo.
Ucrania continúa desde abril de 2014 una operación militar en varias áreas de las regiones de Donetsk y Lugansk donde se proclamaron repúblicas populares en respuesta al violento cambio de régimen ocurrido en Kiev en febrero del mismo año.
Los acuerdos de Minsk, suscritos en septiembre de 2014 y en febrero de 2015, sentaron las bases para una solución política del conflicto pero no han derivado hasta ahora en el cese de la violencia cuyo resultado la ONU estima en más de 10.000 muertos y más de 22.700 heridos.