El 26 y el 27 de febrero, el presidente de Rusia realizó una gira por la región y mantuvo conversaciones con diversos líderes de las repúblicas centroasiáticas.
Aunque ha trascendido poca información sobre los encuentros, que se limita a los comunicados protocolarios, sí que puede hacerse una lectura de cuál es la agenda del Kremlin en la zona, asegura el experto.
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En primer lugar, en los tres casos, Rusia y sus socios abordaron problemas económicos y humanitarios, tanto en el marco de la Unión Económica Euroasiática (UEE), como a nivel bilateral con Tayikistán, que todavía no forma parte de la UEE pero que aspira a hacerlo.
"Además, en todos los casos se abordaron asuntos de seguridad. En Tayikistán y Kirguistán hay bases militares rusas que desempeñan un papel fundamental a la hora de mantener la paz y la seguridad en toda la región centroasiática", afirma Rostisláv Ischenko.
En lo que se refiere a la paz y la estabilidad regional, todo parece bastante claro: "solo un suicida pediría la retirada de las bases rusas", ya que esta presencia militar es un pilar fundamental de la seguridad en la zona, según el especialista.
"Son precisamente Kirguistán y Tayikistán los que están en la primera línea, enfrentándose directamente con una ola incesante de violento fundamentalismo islámico procedente de Afganistán (…) Sin apoyo militar ruso, estos Estados corren el riesgo de ser aplastados casi inmediatamente", advierte el analista, que pone como ejemplo a Siria, un país que era más estable que las naciones centroasiáticas pero que se vio prácticamente derrotado por "la agresión islamista externa" hasta la llegada del apoyo ruso.
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Rusia y los países centroasiáticos están estrechamente vinculados entre sí ya que la seguridad de uno es inalcanzable sin la del otro, constata.
"Actualmente, la posibilidad de emigrar a Rusia en búsqueda de empleo contribuye a aliviar las tensiones sociales en estos países, pero últimamente el objetivo de la integración económica será el de fomentar el crecimiento local y reducir así el flujo migratorio", explica el experto.
Así, ambos asuntos —la estabilidad económica y la cooperación militar— son interdependientes ya que "en caso de que se produzca un conflicto interno, ninguna base militar servirá para nada", según el columnista.
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"De hecho, el reto que encaramos actualmente radica en hacer la UEE más atractiva y eficiente a la hora de resolver los problemas de Kirguistán, que ya está integrado en la organización, y atraer a Tayikistán [que no es miembro de la UEE], para que se pueda pensar en una integración económica completa de toda Asia Central. Este es un reto que requiere un enfoque delicado", concluye Ishenko.