Las fotografías tomadas por la misión espacial Curiosity muestran cómo un torbellino de polvo pasa a gran velocidad por el suelo del interior del cráter Gale.
En Marte, igual que en la Tierra, los remolinos de polvo resultan del calor producido por la luz solar, provocando una convección de aire ascendente. Las observaciones de los diablos de polvo marcianos son de gran importancia debido a que proporcionan datos sobre la dirección del viento y la interacción entre la superficie y la atmósfera.
Además, la NASA monitorea los ciclos del viento en el planeta rojo con el fin de entender cómo estos contribuyen a que se formen nuevas montañas.
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La sonda Curiosity (o Mars Science Laboratory) —considerada como el laboratorio espacial más potente jamás construido— fue lanzada en noviembre de 2011 y aterrizó en Marte en agosto de 2012. Su objetivo principal es determinar si el planeta rojo posee características que permitan soportar la vida microbiana.