"Los cultivos de coca en el país pasaron de 69.000 hectáreas en 2014 a 96.000 en 2016, lo que representa un aumento del 39%", señaló el reporte del organismo, publicado en su página web y en el cual se hace un repaso del consumo de drogas ilegales en la región.
De acuerdo con el documento de la JIFE, la situación se presentó por el cese de la erradicación de cultivos ilícitos con la aspersión aérea de glifosato, una medida que el Gobierno colombiano adoptó desde octubre de 2014 tras señalar que ese fungicida causa graves enfermedades a la salud humana.
Pese a esas revelaciones, el organismo se mostró confiado en que el acuerdo de paz entre el Gobierno y las FARC permitirá mejorar la lucha contra las drogas en Colombia.
Respecto de la producción y consumo de cannabis, el informe advirtió que la autorización que ha dado el Gobierno de Colombia para el cultivo privado de la planta con fines médicos no cumple con las convenciones internacionales, por lo cual pide que se adopten medidas para prohibirlo.
Tal exención, advirtió, "podría dar lugar a la desviación de cannabis al mercado ilícito".
Finalmente, en un plano más general, la JIFE señaló que la "permeabilidad de las fronteras" en Latinoamérica, así como "la producción ilícita de drogas, el tráfico de drogas y los vínculos con otras formas de delincuencia, junto con la corrupción generalizada", han contribuido a la internacionalización de la amenaza del tráfico de drogas en la región.